miércoles, 12 de marzo de 2008

Una imatge no val més que mil paraules

En este artículo, el lingüista Jesús Tusón irá desgranando argumentos para demostrar que esta afirmación es una falacia. Empieza contándonos que esta afirmación, que él ya etiqueta desde el inicio de poca-soltada (tontería), es un aforismo chino muy antiguo, y que si pensamos en la lengua china, en la variedad de dialectos y en sus logogramas pues si que es verdad que una imagen vale mil palabras, pero sin duda esta seria una excepción y no una regla. Y sigue Tusón, diciendo que los humanos además de modernos llevamos más de cien mil años viviendo como especie hablando y haciendo proporcionalmente pocas figuritas en las cuevas. El habla nos es consustancial, un ingrediente distintivo. Las pinturas son un plus. Nos pone un ejemplo: dos cazadores que pierden una presa por comunicarse haciendo dibujos en el suelo. Cree el autor que si sobrevivimos es porque nos podemos comunicar verbalmente en este mundo cruel en el que las fieras se esconden muy rápido. Sigue diciendo, que hoy en día es innegable la presencia acaparadora de la imagen en nuestra cotidianidad, hay mucha gente que busca en los quioscos las publicaciones con más fotos y menos imágenes posibles. El problema fundamental es qué tipo de información llegamos a transmitir con estos elementos visuales. Si la comunicación humana no pasara de estos niveles no seríamos homosapiens . Con imágenes no se podemos expresar la idea de condicionalidad, la finalidad o la consecutividad. Las imágenes muestran fragmentos de la realidad mientras que las lenguas tienen una capacidad sintáctica, concatenativa. A través de palabras nos cuentan la novela de la realidad, tejemos, con ellas, la secuencia de los hechos, ocurridos o ficticios.
Las imágenes tienen una capacidad discursiva limitada mientras las palabras convertidas en texto pueden desvelar imágenes mentales sin límite.
Propone Tusón que le demos la vuelta a la afirmación: "Unas pocas palabras
bien avenidas valen mucho más que un montón de imágenes".
Porque a los seres humanos nos apetece hablar de entes volátiles e inaprensibles, como la honestidad, la bondad, la corrupción...conceptos que solo existen en nuestra cabeza y no podemos dibujar. Con excepción del término
justicia a la que tenemos asociada una imagen.
No negaremos tampoco la utilidad de las imágenes sobretodo en aeropuertos, autopistas y ferrocarriles...
Y acaba el articulo con una propuesta: Olvidemos dogmas,
estereotipos y máximas que todo lo simplifican. No dictaminemos la superioridad de una sobre la otra.

Resumido de Una imatge no val més que mil paraules, Jesús Tusón, ed. Empúries, 2001

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